“La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles”.
San Marcos 1, 30-31
(Al Ilmo. Caballero de San Juan de Dios, Sr. D. Víctor Villar-Aragón)
Yo he visto unas manos sabias,
y unos poderosos brazos,
brotar de un corazón de oro…
Yo he visto oficiar magia,
desde el más estrecho abrazo,
de madera de sicomoro.
Yo he visto soltar los nudos,
como se saltan los cepos,
aflojando los grilletes
allá por los viejos cerros…
Yo he visto pinchar pirámides
plantando mil alfileres,
y he visto romper cadenas
entre otros varios saberes.
Quehaceres que son sanares,
sanares borrar curares,
curares tan venenosos
morir a sus amorosos
dedos que cuidan impares.
Hazañoso de la salud
ése es tu noble oficio,
volver fibras en su quicio,
dar bienestar tu virtud
honor y fama a tu nombre
por saber cuidar al hombre
en clase de infinitud.
Escrito por Pedro J. Maldonado Ortega
©Pedro José Maldonado Ortega